Existe un lugar para la variedad y la riqueza musical.  Del tabaco, el ron y el cañaveral, Cuba es una mezcla de sabor y ritmos con orígenes muy variados, orígenes que hacen de su música una fusión exótica. Cuando se piensa en la isla, es inevitable no imaginar la voz de Celia Cruz cantando un guaguancó, no imaginar a Rubén Blades guiándose del son para componer salsa y, no imaginar la alegría de las personas al bailar al ritmo del chachachá.

 

Y es que cuando se piensa en la música cubana esta se transforma en historia, tradición y revolución. Se escucha el ritmo africano creyente de Eleguá -deidad de religión africana-  con tambores o congores, de los colonizadores y sus composiciones de letras basadas en el paisaje y cultivos de tabaco, de instrumentos de las milicias españolas  e instrumentos como la corneta china traída de Asia, en el siglo 18. La música y los ritmos cubanos sin duda son multiculturales que representan la vida cubana e historia de esta isla consolidada en sonidos.

 

Así pues, Cuba resulta tener ritmos de proyección musical como el son cubano, la salsa, el bolero, el chachachá,  el guaguancó, el mambo y la trova.  Ritmos que han salido de la isla a quedarse en la mente del resto del mundo. Ritmos mezclados de tradición con un poco de sabor.